Ingresé a la secundaria con 13 años de edad y un secreto a cuestas. A diferencia de la primaria, me comportaba como una persona antisocial. No hablaba con nadie, no sonreía y dejaba que mis compañeros me tiren útiles escolares y me digan barrabasadas. Las únicas dos personas del curso que hablaban conmigo era porque les tocaba hacer un trabajo práctico de Historia.
No fue fácil esa etapa para mí, no admitía lo que realmente me pasaba, y sentía que la gente sabía mi secreto y se reían de eso en mi cara... Así que al comenzar el segundo año opté por tomar otra actitud y a cada persona que me molestaba le pegaba. Por un tiempo creí que esa era la solución: Hacerme respetar. ¡Claro que no era lo correcto!
La relación con mis compañeros de curso empeoraba día a día,mes a mes. Así es como me relacioné con la nueva camada del Bachiller, y sentí que realmente me querían por cómo yo era. Por alguna razón seguía sintiéndome solo, no encontraba "eso" que llenara mi espacio vacío. Tramé un plan (inconscientemente) y entre diciembre y marzo me quedaron por rendir 13 materias, las cuales fueron imposibles de aprobar, por lo que terminé repitiendo (casi a propósito).
Mi segundo año comenzó de nuevo y parecía estar contento, un grupo de amigas con las cuales me llevaba bárbaro, los chicos no me maltrataban, y seguían mis chistes como si lo que dijera fuese gracioso.
En tercer año las cosas ya eran un poco más fáciles para mí, ya que me había integrado en ese hermoso grupo de adolescentes y si bien no lograba buenas notas en las materias, me sentía contenido. Pero mi secreto aún seguía guardado, esperando ver la luz. Así fue como un día tomé coraje, me paré arriba de una silla y les dije a todos "me gustan los chicos"... o bueno, algo así, un poco más camuflado supongo, ¡jaja!
Pasaron los años, y luego de repetir otro año, cambiarme de colegio y terminar el secundario, me puse en pareja. Nuestra relación duró 4 años, agitados por cierto. En el medio le confesé a mi mamá mi sexualidad y sentí lo que era ser traicionado de la peor manera por un ser amado, entre otras cosas.
Pasaron casi 10 años de sentir ese vacío, ese sentimiento de soledad...
Sí, hubo y hay personas y situaciones que de a poco y por ratitos llenan ese espacio... Pero hoy me encuentro tirado en mi cama, sin trabajo, sin una carrera terciaria/universitaria, sin pareja, y yo me pregunto: ¿Cuándo se va a llenar ese espacio vacío? ¿Se llenará algún día?
Lo único que sé ahora, es que el sol no regresa, así que de alguna manera los días felices tampoco.
jueves, 14 de octubre de 2010
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